
Se complace el Señor en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia” (Salmo 147:11)
Cuando la gente quiere algo, muchas veces desea obtenerlo de cualquier manera. Y como suele decirse: A cualquier precio. ¡Cuidado! Eso es un error
Los cristianos no podemos proceder así. Primeramente, porque no podemos nosotros darle la justa apreciación a las cosas, y decir si serán verdaderamente buenas y convenientes en tal momento, sino Dios.
Segundo, porque, debemos confiar en él, y esperar que sea hecha su voluntad. Él nos dará lo mejor en su sabiduría y omnisciencia. Nunca dudemos de eso, sino, lo ofenderemos con nuestra falta de fe.
La falta de fe, nos lleva a elegir por nosotros mismos, dándole valor a las cosas según nuestro parecer. Si obramos así, luego vendrán los lamentos.
No está mal que deseemos las cosas, pero, debemos tratar de adquirirlas, pidiéndolas en oración y esperándolas de parte del Señor.
Dios, que dijo: “A mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé” (Isaías 43:4) deseó tenernos, y nos adquirió, pero no de cualquier manera. Lo hizo haciendo lo correcto. Manifestando su amor; sin negar su justicia y su santidad
Para crear los cielos y la tierra, utilizó su palabra (2 Pedro 3:5) En cambio, para adquirirnos, lo hizo al precio de la vida de su Hijo.
Generalmente, cuando deseamos algo y decimos: Lo quiero, y a cualquier precio; la verdad y la justicia quedan de lado.
Pensamientos para reflexionar
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