“Por tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús” (Hebreos 3:1 RV1909)
“Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir…Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:11,12)
Cristo Jesús, es el Pontífice de nuestra profesión (Hebreos 3:1)
La palabra Pontífice tiene una riqueza particular. Más allá de la mala interpretación que le dieron los hombres y la religión, la palabra PONTIFICE, significa el que hace el puente, o quien hace de puente, y esto con relación a Dios. Viene del latín Pons > PONTIS (Puente) Y FACERE (Hacer) que deriva en IFICE (constructor) Una palabra conjugada donde encontramos una perla preciosa, referida a nuestro Salvador Jesucristo, “único mediador entre Dios y los hombres” (1 Timoteo 2:15)
Nuestro Señor es quien hace el puente que nosotros a causa del pecado necesitábamos. 700 años antes de su nacimiento virginal el profeta había dicho “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (Isaías 59:1,2) Esa división que menciona, en el original nos habla de una gran sima, imposible de franquear para el hombre. Por eso descendió nuestro Señor Jesucristo desde los cielos, e hizo de puente, y nadie viene al Padre sino por él. (Juan 14:6)
Nuestro Señor Jesucristo es el único Sumo Pontífice, quien padeció una sola vez por nuestros pecados para llevarnos a Dios (1 Pedro 3:18) Quien también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros (Romanos 8:34)
Pensamientos para reflexionar