“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios…
Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:10,11 y 22-24)
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1)
La epístola a los Romanos tiene 16 capítulos. Los 8 primeros son eminentemente doctrinales. Los capítulos del 9 al 11 son eminentemente dispensacionales, y del 12 al 16 eminentemente prácticos.
Esto nos enseña que, el Señor, primero nos instruye y enseña quienes somos y en que posición nos coloca la obra de Cristo nuestro salvador; para luego mandarnos a que andemos como corresponde a esa posición en la cual nos encontramos como cristianos salvos por gracia.
En algunos lugares, a las personas que se acercan a las reuniones, se las trata de cambiar por fuera imponiéndoles cosas, aunque no haya en ellos una realidad interior. De esa manera, hay quienes cambian exteriormente, pero siguen carentes de la vida eterna. Dios ama la verdad en lo íntimo (Salmo 51:6) y desea que todo lo que manifiestan los cristianos sea fruto de una realidad interior que se manifiesta hacia el exterior como una manifestación de Cristo. Para que eso suceda, debemos predicar el verdadero evangelio y actuar como Dios que primero, como lo vemos en la epístola mencionada, nos habla de nuestra condición y nuestra culpabilidad. Nos confronta con nuestros pecados y nos hace ver el pecado mismo para que obtengamos la paz con Dios, justificados pues por la fe. Luego de eso, nos enseña lo restante que debemos saber y nos insta a andar como escogidos de Dios.
Pensamientos para reflexionar