“Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9,10)
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10)
Todo va formando el clima propicio para la venida del Anticristo. La Iglesia, previamente será llevada a los cielos por el Señor (1 Tesalonicenses 4: 16,17) y luego, sí, en el mundo se precipitarán todas las cosas que ya vemos como se preparan. Pues nunca, como ahora, de manera tan generalizada, el mundo vivió lo que está viviendo.
En la actualidad, como nunca antes, se cuestiona todo principio divino. Se hacen cosas y se dictan leyes que atentan, ya no contra la moral religiosa, sino contra la misma moral humana y los creyentes muchas veces se van amoldando a eso sin decir nada.
La Biblia dice que “los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:32) Y podemos agregar que, actualmente, no solo se complacen con los que las practican, sino que quieren obligar a los demás a estar de acuerdo con ellos.
Todas estas cosas preparan el camino y crean la necesidad. Porque toda injusticia es pecado (1 Juan 5:17) Y todo pecado luego tiene sus consecuencias. Y las consecuencias de tanto pecado traerá tanto mal, que luego los hombres sin Dios, sintiéndose atormentados bajo las consecuencias de sus pecados, buscarán que alguien los salve. Y ya no pudiendo buscar a Dios, recibirán al hijo de perdición, haciendo pacto con la misma muerte. (Isaías 28:18)
Pensamientos para reflexionar