“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo… inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás” (2 Tesalonicenses 2:8,9)
“El hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto” (2 Tesalonicenses 2:3,4)
Sube un vendedor a un trasporte público vendiendo pilas a un precio módico, sin embargo, no vende prácticamente ninguna. Al rato aparece otro vendedor vendiendo lo mismo, pero se para ante las personas y se las ofrece ganándose la atención de los pasajeros al describirles el producto, recordándoles que son aptas para el reloj, el control remoto, los aparatos de tomar la presión, linternas, etc. La gente presta atención y tratándose de que están a buen precio, compra. Conclusión: El vendedor hizo sentir la necesidad, y las personas compraron convencidas que estaban haciendo un buen negocio.
Así es la vida. Y así sucederá en el mundo. Nadie podría pensar que un día un personaje tan nefasto como el anticristo tomará el dominio de todo y la gente conforme se rendirá a sus pies. Pero eso sucederá, porque antes, pasarán cosas que harán sentir la necesidad de paz. Por eso, luego la gente desesperada lo recibirá con gusto, pensando que es lo mejor que le puede pasar.
Ese tiempo ya se está gestando, “ya está en acción el misterio de la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2:7) Por eso, vemos que, como en tiempos de los jueces cada uno hace lo que bien le parece, sin tener en cuenta a Dios. (Jueces 21:25) Donde se destrona toda autoridad, preparando el camino al hombre de pecado, que se levanta contra todo lo de Dios (2 Tesalonicenses 2:4)
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar