La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí… Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? (Lucas 12:16-20)
“Como sueño volará, y no será hallado, Y se disipará como visión nocturna. El ojo que le veía, nunca más le verá, Ni su lugar le conocerá más.” (Job 20:8,9)
¿Y si me moriría hoy? ¿Estoy preparado? ¿Qué pasaría? Esta es la pregunta que todo ser humano se tendría que hacer y no descansar hasta conocer la verdadera respuesta. No conformarse pensando en lo que le gustaría que pasase, ni según imagina que ocurrirá. Sino, conforme a lo que realmente sucederá.
Muchos dirán: “Eso nadie lo sabe” “nadie vino del otro lado al contar lo que ocurre” Sin embargo, hay alguien que murió y resucitó y es quien nos ha dicho lo que les ocurre a las personas al morir. Basta leer la Biblia para saberlo. Su nombre es Jesucristo (Apocalipsis 1:17,18)
¿Por qué hay que creer en lo que dice la Biblia? Porque la Biblia es la palabra de Dios, nuestro creador. Para hablarnos del hombre, ¿quién mejor que aquel que hizo al hombre? Pero como la gente, no quiere creer en Dios, porque si acepta su existencia tendría que respetarlo y obedecerle, piensa que es mejor desecharlo y negar también la autoridad de su Palabra, so pretexto de conservar su independencia intelectual y que nadie le diga nada.
Negarse a creer en la Biblia y no pensar en la muerte, es relativamente sencillo. Lo que no es sencillo, porque es algo inevitable, es evitar que suceda.
Todos tendrían que pensar que sin importar la edad, la salud, etc. Hoy podría ser el día de la muerte y hay que estar preparado.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar