“Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9,10)
“La buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2)
Dios está sobre todas las cosas. (Eclesiastés 5:8)
Esto no quiere decir que todo cuanto acontezca sea según como él haya deseado que sucediera.
La Biblia habla de la voluntad de Dios, agradable y perfecta y también, nos muestra la voluntad permisiva de Dios, la cual se manifiesta, cuando Dios, en su presciencia, no impide que sucedan cosas de momento no buenas, pero que finalmente ayudan a bien.
No debemos confundir estas dos formas de voluntad.
Por ejemplo: Un matrimonio que sufre, porque uno de sus hijos, de tan solo doce años, huye de su casa; no puede consolarse preguntándose: ¿No será esa la voluntad de Dios? Porque, claramente la Biblia dice que esto es desagradable a Dios, y que el niño debe estar sujeto a sus padres.
Luego, quizás, constaten que ese tiempo de ausencia fue positivo para el carácter del niño contumaz. Sin embargo, eso no cambia la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta expresada en la Biblia para la familia.
Dios, pudo haber utilizado la huida para el bien de su alma, pero esto no quita la responsabilidad del niño que pecó contra Dios y sus padres.
Que Dios escriba derecho, sobre renglones torcidos no justifica los desvíos.
Que Dios permita, no quiere decir que apruebe.
Debemos vivir “comprobando lo que es agradable al Señor” (Efesios 5:10)
Pensamientos para reflexionar