“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7)
Isaías, cual un evangelista, nos da una descripción perfecta de lo que es el estado del hombre a causa del pecado degradante.
“Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga…” (Isaías 1:5,6)
La peor de las enfermedades es la del pecado. Absolutamente todos, nos encontramos por naturaleza en esta condición. Enemigos de Dios en nuestra mente (Colosenses 1:21) Heridos y dolidos en lo más profundo.
¿Qué hay en el hombre?
En el hombre hay:
HERIDAS. Esto lo caracteriza, heridos e hirientes, a causa de la mentira, celos, maldad, egoísmo, ira, rencores, falta de perdón…
HINCHAZON: La levadura de la hipocresía; del orgullo de los que “hablan cosas infladas… (Judas 16) de los que “Espuman su propia vergüenza” (Judas 13) jactándose de lo que deberían avergonzarse.
Y: PODRIDA LLAGA: La llaga de la lepra del pecado, “porque de la carne segará corrupción” (Gálatas 6:8)
En Dios únicamente hay remedio, quien nos llama a la conversión: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18)
“Si quisiereis y oyereis” , Tendréis vida eterna. “Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos” (Isaías 1:19-20)
Pensamientos para reflexionar