“Acuérdate de estas cosas… Yo te formé… no me olvides” (Isaías 44:21)
La Biblia dice: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Eclesiastés 12:1)
Un mensaje claro y comprensible.
Sin embargo, ACORDARSE, en el lenguaje bíblico, es más que traer a la memoria algo. Es, además, obrar en consecuencia. Algo que implica acción.
Veamos por ejemplo cuando dice: “Y se ACORDÓ Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas” (Génesis 8:1)
“Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se ACORDÓ de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción” (Génesis 19:29)
“Y se ACORDÓ Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos” (Génesis 30:22)
No es que Dios se acuerde de algo que había olvidado, sino que trae a las filas de su accionar, algo en lo cual ahora va a estar actuando. Nosotros debemos hacer lo mismo, y particularmente en los días de la juventud, donde hay menos limitaciones.
Acordarse de Dios, es reconocerlo como tal, aceptar lo que nos dice, entregarle el corazón para vivir con él y para él. “y por ello te vendrá bien” (Job 22:21)
Pensamientos para reflexionar