“El que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5)
“Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12)
Las personas, muchas veces son tratadas, no por lo que son, sino por lo que fueron.
Sin embargo, lo que fue, ya pasó. No podemos corregir el pasado. Lo que sí podemos, es arrepentirnos y confesar los errores, para mejorar el presente y encaminar el futuro.
Pedro hizo una experiencia triste confiando en su carne, y negó al Señor. Luego lloró amargamente (Lucas 22:56-62) El Señor trabajo su corazón y fue restaurado de tal manera, que pudo decir en su predicación: “Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo” (Hechos 3:14) sin atormentarse más por aquel pecado que había cometido.
Pablo dice “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia”(1 Timoteo 1:12,13)
El Señor Jesús dijo: “…el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21) Y “habiendo resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios” (Marcos 16:9)
La cruz es un lugar de restauración. Todos los que alcanzaron la gracia, fue por Cristo Jesús.
No importa lo que hayas sido, si te arrepientes y recibes a Cristo, Dios perdona la maldad y olvida el pecado. (Miqueas 7:19)
Pensamientos para reflexionar