UNA JUSTICIA MAYOR QUE LA DE LOS RELIGIOSOS

“Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31,32)

“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20)


Siempre hubo personas que se consideraron justas y por eso menospreciaban a los demás. Éste era el caso de los escribas y fariseos. (Lucas 18:9) A ellos se les dijo: “Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; más Dios conoce vuestros corazones” (Lucas 16:15) Ellos eran bien escrupulosos en algunos detalles, pero su religión no pasaba de allí. Se mostraban piadosos para ser vistos de los hombres únicamente, pero su corazón estaba lejos de Dios. Vivían religiosamente y tenían apariencia de piedad, pero pesados en la balanza de Dios eran hallados faltos. Por eso Jesús dijo que para entrar en el reino de Dios era necesario tener una justicia mayor que la de los escribas y fariseos. (Mateo 5:20)

Ser declarado justo, era cumplir con las demandas divinas y ninguna persona pudo cumplirlas por sí misma. Los religiosos, ante los ojos de los hombres parecerían haberlo alcanzado, Pero, sin embargo, se necesita una justicia mayor que es la que se adquiere cuando el hombre se reconoce como pecador perdido, incapaz de satisfacer a Dios y por medio de la fe recibe a Cristo como su Salvador. Pues allí, la justicia de Cristo le es atribuida y el hombre es absuelto de su pecado.

Por eso, queda claro que el hombre no es justificado por guardar la ley, ni por la religión, sino por la fe en Jesucristo.


Pensamientos para reflexionar

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