TODO CAMBIA, LA PALABRA NO

Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. (1 Pedro 1:24,25)


Todo cambia. Los tiempos cambian, las costumbres, las modas… Menos la Palabra del Señor que es atemporal y permanece para siempre.

La Biblia no cambia, ni pierde su poder con el tiempo. Porque es la Palabra de Dios “en el cual no hay mudanza ni sombra de variación” (Santiago 1:17)

Ante esto, alguien podría preguntarse: Siendo que es así, ¿por qué no vemos conversiones notables como antes y respuestas gloriosas que manifiesten el poder del Espíritu de Dios como antiguamente?

La respuesta es sencilla, la misma que en tiempos de Isaías: “He aquí no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (Isaías 59:1,2)

Lamentablemente, es así. No es que Dios no quiera bendecirlos, es que la gente no quiere obedecer a Dios.

Vivimos en un mundo donde culturalmente se induce a las personas a rechazar a Dios y lo que enseña su Palabra. Donde las personas, desde pequeños imponen su voluntad por encima de la de sus padres, y la de sus educadores, pensando que eso es libertad, porque cada uno quiere hacer lo que le parezca y que los demás lo toleren.

Pero Dios no cambia, por eso, en su paciencia sigue esperando que el hombre se vuelva a él en arrepentimiento y reciba a Cristo como Salvador.


Pensamientos para reflexionar

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