
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16,17)
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” (2 Timoteo 2:15,16)
Lo menos que se puede esperar de quien haya nacido de nuevo espiritualmente (Juan 3) es que lea la Biblia, la medite, estudie y se alimente de ella diariamente. Esto es imprescindible para estar preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16,17)
Lamentablemente, se ve actualmente, muy poco apego a la Palabra. Debemos darle más lugar a la Biblia en nuestra vida privada y en la Iglesia…
Los musulmanes saben bien lo que creen. También las demás religiones y sectas, que por más heréticas que sean, preparan a la gente para que se interiorice bien y estén preparadas sabiendo sus doctrinas. Sin embargo, entre los cristianos, por lo general no sucede lo mismo, aunque a todos les guste luego salir y explicar la Biblia discutiendo posturas, dejando muchas veces en evidencia la falta de entendimiento espiritual y conocimiento bíblico. Esto sucede básicamente, por falta de preparación y por no comprender que, como creyentes, no tenemos la obligación de saberlo todo para desasnar tratando de convencer a los que nos rodean. Sino, simplemente, predicarles el evangelio.
Tenemos una necesidad imperiosa de meditar más las Escrituras. A todos les gusta las reuniones de evangelización o escuchar mensajes motivadores y de consuelo. Sin embargo, se necesita ir más allá y profundizar en las doctrinas bíblicas. Pues luego debemos testificar viviendo la verdad de Dios, y esa verdad es la que conoceremos por medio de Su Palabra.
Pensamientos para reflexionar