“Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9,10)
Todos oyeron sobre el arca de Noé y el diluvio universal, Lo que no todos conocen es la analogía que hay entre Cristo y el arca.
El arca fue el medio de salvación, al igual que lo es Cristo para nosotros.
Los tiempos Noé fueron de tanta maldad y pecado, que Dios se manifestó en juicio. Esos tiempos son como los tiempos finales que se avecinan a pasos agigantados. “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:26,27)
Los juicios están prestos a caer sobre una humanidad que no tiene en cuenta a Dios y camina alejada de él. Tal como ocurrió en tiempos de Noé.
Dios le predicó a aquella generación por medio de Noé, y en su paciencia, esperó muchos años antes de desatar el juicio, para que pudieran cobijarse en el arca.
Hoy el arca es Jesucristo. Y Dios sigue anunciando a los hombres el evangelio para que sean salvos. Pronto los hombres enfrentarán el juicio de Dios, y solo serán salvos los que por fe, se refugien en Cristo.
Por eso, seguimos predicando: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:31)
Pensamientos para reflexionar