
“Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8)
“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:4)
“Tú, pues …sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22)
Actualmente, se les presenta a las personas un nuevo camino que, como comentamos, no es una tercera opción entre el camino angosto y el camino ancho, sino el camino ancho disimulado. Y esto para muchos se vuelve atrayente, porque por este camino, uno puede decir que es de Dios y seguir viviendo su vida mundana.
Esto es lo que se vive en aquellas iglesias modernas y carismáticas que han dejado la Palabra de lado y donde los pensamientos humanos han primado por sobre los de Dios. En esos lugares, se trata a las personas como hermanos en la fe, si aportan tiempo y dinero y cumplen con las exigencias que les imponen sus líderes. Y la gente calma sus conciencias en lugares así, porque allí pueden seguir viviendo sin convertirse y sin cambiar en nada. Y cuando escuchan acerca de vivir una vida santa en cuanto a su conducta, manera de vestirse y obrar, lo toman como legalismo y religiosidad.
En estas iglesias, se vive el carismatismo, no el cristianismo. Allí no hay celo por el Señor ni por su Palabra. Es la representación de una Iglesia tibia que no es fría ni caliente y que está próxima a ser vomitada de la boca del Señor. (Apocalipsis 3:14-16)
Estos lugares, son cada vez más imitados por otras congregaciones, ya que allí se confiesa a Cristo, pero se vive como vive el mundo.
Pensamientos para reflexionar