“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura…Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán… Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.” (Marcos 16:17-20)
La Biblia nos habla de señales. Señales en el comienzo de la era cristiana para confirmar la autenticidad del mensaje y su origen divino (Marcos 16:17 y 20) Señales apostólicas (Hechos 2:43) Señales que indican el tiempo del fin, etc.
Siempre las señales cumplieron una finalidad, por eso fueron dadas de acuerdo con la necesidad del momento. Notemos bien que hay una gran diferencia entre lo que llamamos principios divinos que son verdades infalibles, reveladas por Dios, y que no cambian ni dejan de ser, y las señales que sí cambian conforme a la necesidad de los tiempos.
Por ejemplo: Al transitar por una autopista encontramos una señal que indica PRECAUCIÓN, HOMBRES TRABAJANDO. Durante el tiempo que se esté trabajando, esa señal estará vigente para nuestro bien. Pasan los días, se termina la obra y la señal cambia. En su lugar se coloca otra señal que indica: ENSANCHAMIENTO DE CALZADA. MÁXIMA 120. La señal cambió.
En lo espiritual sucede algo similar. Al principio de la era cristiana, era necesario confirmar el mensaje con señales, ya que los apóstoles, debían salir y predicar algo nuevo comenzando desde Jerusalén; donde los judíos se negaban a creer en Jesús y en su resurrección y encima estaban acostumbrados a experimentar que todo lo que era de origen divino se manifestaba con señales poderosas, como había sido desde que salieron de Egipto. (1 Corintios 1:22)
Continúa.
Pensamientos para reflexionar