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“Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Romanos 15:18,19)
“Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:4)
Como venimos viendo, cuando la Biblia no estaba completa, y un puñado de hombres salían a enfrentar al mundo con la verdad, Dios, vio conveniente confirmar su palabra con señales.
Hay personas que cuando leen la expresión: “Estas señales seguirán a los creen” (Marcos 16:17) interpretan que esto aún debe cumplirse en nosotros, porque el verbo está en futuro, pero leyendo atentamente, es fácil comprobar que eso tuvo cumpliendo acto seguido: “ Ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían” (Marcos 16:20) Así como vemos su pleno cumplimiento en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde se ven las señales en acción y los dones señales en plena actividad. “El Señor, daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios” (Hechos 14:3)
Hoy el cristianismo está instalado sobre la tierra, la palabra de Dios, completa y disponible para los hombres en forma escrita, por lo tanto, si bien las verdades bíblicas se mantienen inalterables, las señales se modifican.
La señal que hoy tiene el mundo que evidencia el origen y el poder divino del mensaje, son las vidas transformadas por el evangelio. Esto es mucho más convincente que ver a alguien tomar una serpiente en su mano, o decir un mensaje en una lengua que nunca estudió.
Pensamientos para reflexionar
