RECIBIR A CRISTO EN EL CORAZÓN

“(Jesús) A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:11,12)


La Biblia habla de recibir a Cristo con expresiones que implican eso de distintas maneras.

Una frase muy común en las predicaciones es la de recibir a Cristo en nuestro corazón. Comprendemos que corazón, allí, no se refiere al órgano central de la circulación de la sangre, sino a recibirlo en nosotros, para que habite Cristo por fe… (Efesios 3:17)  Tomando dominio de nuestras vidas; ya que el corazón  también abarca todo lo que está en nuestro interior: Sentimientos,  emociones, intelecto, voluntad…

Además, debemos tener en cuenta que, como  bien se dice: En el corazón del hombre hay un trono, donde se sienta su EGO, su YO y eso debe ser cambiado; ese trono debe quedar libre para que lo ocupe  Cristo y desde allí reine.

¿Cómo se conducía Cristo? Lo hacía siempre en obediencia, para la gloria de Dios. Así caminará quien lo recibe en su corazón y se deje gobernar por él.

Eso es lo maravilloso de la conversión. Un cambio radical. No se trata de la mejora de la vieja naturaleza del hombre pecador, sino de una nueva vida que cambia completamente su rumbo y le hace ver y sentir las cosas de otra manera.

Para evitar la perdición eterna es necesario recibir el amor de la verdad para ser salvo, el que aún hoy  se  proclama  en el evangelio (2 Tesalonicenses 2:10)

¡No deje pasar la oportunidad!


Pensamientos para reflexionar

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