UNA VIDA CAMBIADA POR LA GRACIA DIOS
Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. (Salmo 145:8)
“Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:11-13)
La Biblia nos muestra desde el principio hasta el fin como se despliega la gracia de Dios para con todos los hombres. Pensemos por ejemplo en el caso de Rahab la ramera. Rahab era una mujer cananea y se la menciona como ramera. La orden de Dios era destruir a los cananeos tomando posesión de la tierra. ¿Qué esperanza podía tener una mujer como Rahab? Ante los ojos humanos ninguna, pero ante el Dios de toda gracia, siempre hay esperanzas, porque Dios no salva por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:9) Sino que responde a la fe sin hacer acepción de personas. (2 Crónicas 19:7) Por eso mismo el Señor Jesús dijo: “Los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque los publicanos y las rameras creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creer” (Mateo 21:31,32)
Rahab era una mujer que había oído las grandes cosas que Dios había hecho en Egipto redimiendo a su pueblo. Y creyó en ese Dios redentor y de gracia poderoso en obras. ¿Cómo sabemos que ella creyó? Porque primeramente ella oyó y la evidencia de la deidad y el temor ante esos juicios de Dios, le causaron temor e hicieron que su corazón se abriera. Así adquirió esa fe que viene por el oír. (Romanos 10:17) Y luego, su fe actuó juntamente con sus obras (Santiago 2:2)
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar