“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche… Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:1 y 6)
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11: 28,29)
Las personas descansan mal y están impacientes. Se sienten así porque están nerviosos. Y, generalmente, están nerviosos, por aquello que los está comiendo por dentro.
Toda persona tiene un alma, y por eso, sentimientos, recuerdos y cargas emotivas que lo agobian cuando han hechos cosas malas ante los ojos de Dios.
Todo hombre es pecador y tiene un pasado. Cosas que le sucedieron, daños psicológicos, problemas familiares y existenciales que tiene que resolver y no puede. ¿Cómo escapar de aquellos recuerdos? ¿Cómo sentir paz cuando aparecen esos fantasmas? Hay un cántico que dice:
¿A quién pues acudir? … ¿Quién nos diera su paz, su perdón, su clemencia, para el alma aliviar de un peso agobiador? ¿A quién pues acudir, ¡Oh Jesús, ¿sino a ti!?
A todos aquellos que se sienten así, hoy le decimos: Busca a Dios, entre tanto tengas vida, busca a Dios.
Derrama delante de él tu corazón, cuéntale tus miedos, tu tormento, todo… Él te conoce mejor que nadie, pero espera la confesión de tus labios. No necesitas justificarte, ni esconderle nada. Él te hará estar ante su luz, y allí verás todo de otra manera. Sentirás la carga de todo cuanto hiciste mal, y te arrepentirás y si confiesas tus pecados él curará tus heridas emocionales, y te dará su perdón. No sigas sufriendo, confía en Jesús como tu salvador. No sigas luchando solo, prueba con Cristo.
Pensamientos para reflexionar