
“Porque Dios no nos ha destinado para la ira, sino para alcanzar la salvación, por medio de nuestro Señor Jesucristo; el cual murió por nosotros” (1 Tesalonicenses 1:9,10 V Mod.)
“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…” (Efesios 1:5)
Dios no ha predestinado a nadie para que se pierda. La palabra predestinación, del griego PROORIZO significa PRO previo. ORIZO determinar un límite, un horizonte.
La PREDESTINACIÓN es el acto soberano de Dios por medio del cual, él coloca una meta gloriosa y final para cada creyente. Ahora bien, en la Biblia jamás se habla de que Dios haya predestinado a algunas personas para que sean salvas y a otras para que vayan al infierno. NUNCA. Eso es una conjetura del hombre, para desligarse de su responsabilidad de rechazar a Cristo y seguirle. Interpreta a su gusto la predestinación, para decir: “Yo no nací para tener fe… No fui predestinado… etc.”
Cada vez que en la Biblia se habla de la predestinación de personas, siempre, se trata de ese acto soberano de Dios que se aplica a los que ya son salvos. A ellos les traza un meta en el horizonte de su carrera, que es siempre gloriosa y buena. (Romanos 8:29, Efesios 1:5)
Tengamos presente: Predestinar, predestinados, o sus variantes, siempre están referidas a los que ya han aceptado a Cristo.
A los hombres, necesitados de Salvación, Dios los llama mediante el mensaje del evangelio y trabaja en sus corazones por medio del Espíritu Santo y de Su Palabra para salvarlos. Una vez salvos, les hace saber lo que él predeterminó para los suyos y para la gloria de su nombre.
Pensamientos para reflexionar