“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19,20)
El Señor Jesús resucitado envió a los suyos a predicar el evangelio a toda criatura. A hacer discípulos (Marcos 16: 15 Mateo 28:19) Un discípulo es algo más que un estudiante o alumno. Un discípulo es un seguidor de alguien. Alguien que se adhiere completamente a las enseñanzas de otro y hace de esas enseñanzas la regla de su vida y su conducta. Por esta causa, vemos que hoy en día es común conocer a personas que dicen creer en Jesús, pero no tan común ver verdaderos discípulos. Ser discípulo, no es simplemente estar de acuerdo con algunos conceptos de la fe cristiana, ser discípulo requiere entrega, compromiso, renunciamiento. Lo cual muchos no quieren. Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Mateo 16:24). “Porque el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27) Considerando estos textos, comprendemos porque se ven tan pocos discípulos. Martín Lutero decía: “Todos quieren al Cristo de la cruz, pero nadie quiere la cruz de Cristo”
La cruz habla de muerte, porque era el medio para matar. Un verdadero hijo de Dios es un discípulo, quien toma su cruz cada día, se considera crucificado al mundo y el mundo a él, y vive para Cristo que es lo que finalmente ha confesado bautizándose.
Pensamientos para reflexionar