“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo” (Josué 1:9)
Nadie puede negar que en esta tierra suceden cosas terribles. El resultado de un estudio médico, un accidente repentino, la partida de un ser querido, etc. pueden hacer que la vida cambie de un día para el otro y nuestras almas se sumerjan en la más grande de las tristezas. La ayuda humana en esos casos es muy relativa, porque nadie, por más amor que nos tenga, puede sentir las cosas como uno las siente.
Sin embargo, hay alguien que sabe siempre lo que sentimos, y es el Señor. Él comprende nuestro dolor y desea consolarnos cuando sufrimos. Hoy, aquellos brazos que estuvieron abiertos, allí en la cruz del calvario, donde Jesús pagó por nuestros pecados; siguen abiertos, esperando que nos volvamos a él, ofreciéndonos vida eterna y el sostén necesario para el tiempo en que estemos sobre esta tierra.
Por eso, si estás pasando por un mal momento, no desmayes, sino ábrele tu corazón a Cristo, cree en él como tu salvador y ora sencillamente, que él hará. No sabemos si hará un milagro y te sanarás, o tus problemas cambiarán repentinamente. Quizás, así sea, porque él puede hacer lo imposible; pero lo que sí sabemos, es que, si lo aceptas como salvador, tendrás vida eterna y estarás bajo los cuidados de aquel que dijo a los suyos: “No temas… Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5)
Pensamientos para reflexionar