“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” (Judas 1:14,15)
¡Qué maravillosa es la Palabra de Dios! La Biblia se explica a sí misma.
Enoc, no escribió ningún libro de los 66 que forman el Canon Sagrado de las Escrituras. Sin embargo, profetizó, y Judas dice lo que profetizó en relación a los juicios que vendrían sobre la tierra. (Judas 1:14) Además de eso, su vida misma fue una profecía, porque fue arrebatado a los cielos sin pasar por la muerte, antes de los juicios; lo cual prefigura a la iglesia que será llevada al cielo por el Señor antes de los juicios que se vienen sobre la tierra. Y a más de eso, era también una profecía el nombre que le pone a su hijo Matusalén que significa: “cuando muera será enviado, o vendrá”, porque cuando muriera Matusalén vendría el juicio.
Veamos la exactitud de las Escrituras:
Matusalén vivió 187 años y engendró a Lamec (Génesis 5:25)
Lamec vivió 182 años y engendró a Noé (Génesis 5:28)
Y en el año 600 de Noé vino el diluvio (Juicio de Dios sobre la tierra en aquel entonces) (Génesis 7:11)
187 + 182+ 600 = 969 años. Los años que vivió Matusalén (Génesis 5:27)
Esto quiere decir que el mismo año que murió Matusalén, vino el diluvio como estaba anunciado y se cumplió la profecía de su nombre. (Cuando muera vendrá)
¡Gloría a Dios por su santa Palabra! ¡Leamos y escudriñemos las Escrituras!
Pensamientos para reflexionar