
“Donde los discípulos estaban reunidos… vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros” (Juan 20:19)
Quien recibe a Cristo como su salvador personal, debe seguir “la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22)
Dios, que sabe que somos propensos a fluctuar en la fe, nos dice en su Palabra. “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25)
El creyente que no se congrega pierde mucho más de lo que se imagina.
La gracia de Dios, nos llena de bendiciones y privilegios en los cuales debemos ir afirmándonos. Sin embargo. ¿Cómo crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18) Sino estamos en las reuniones?
El mundo nos asfixia y tienta a pecar, pero “esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4) Quien voluntariamente no se congrega, ¿cómo estará firme en su fe?
¿Cómo tener una vida de gozo, si no vamos a las reuniones? Los discípulos que estaban reunidos “se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:19,20) Porque “En su presencia hay plenitud de gozo” (Salmo 16:11) Y “el gozo del Señor es nuestra fuerza” (Nehemías 8:10)
Alimento, luz, fuerza, gozo, consuelo… Todo cuanto necesitemos, lo recibiremos reuniéndonos en torno al Señor. “Porque allí envía él bendición, Y vida eterna” (Salmo 133:3)
Pensamientos para reflexionar