MUERTE Y RESURRECCIÓN

Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación (Romanos 4:25)

Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:4)


La resurrección de Cristo, ha sido una de las verdades más atacada por el enemigo desde el principio. Lógicamente, es una parte integral del evangelio, pues el evangelio no está completo si no presentamos a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. 

Cristo muerto por nuestros pecados nos da la completa seguridad de que la deuda que teníamos con Dios ha sido saldada. Cada uno de nosotros podía decir: “Nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. (Esdras 9:6)

Y Cristo resucitado de entre los muertos, nos da la plena seguridad de que su muerte en la cruz del calvario, donde padeció por nuestros pecados, no ha sido en vano.  Nos muestra de una manera elocuente que Dios se vio satisfecho en su juicio y que es justo en justificar a todo aquel que cree en Cristo Jesús. (Romanos 3:26)

Además, su resurrección nos habla de una vida nueva. Dios condenó lo que nosotros éramos y lo que hicimos sobre la cruz en la persona del Señor Jesús. Pero, si no hubiese resucitado podríamos preguntarnos: ¿y de allí en más? ¿Qué seria de persona como nosotros, pecadores por herencia, por gusto y por hábito? Gloría sea a nuestro Dios que pensó en todo eso, y nos ha dado en Cristo, no solo el perdón, sino también una vida nueva. (Romanos 6:4)


Pensamientos para reflexionar

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