“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7,8)
Pensando en la historia narrada en (Lucas 16:19-31) Alguien con mucha sensatez dijo: La verdad que es preferible, ser de Cristo, y mendigar pan como Lázaro, que vivir en placeres lejos de Dios y pedir agua en el infierno como aquel hombre rico.
Obviamente, la virtud y la salvación no están en la pobreza, sino en la fe en Jesucristo. Pero esto nos lleva a pensar que las bendiciones terrenales y la prosperidad en la tierra, no siempre eran, como pensaban los judíos en aquel momento, la manifestación de la bendición de Dios y su aprobación, ni servían de mucho si la persona pasaba a la eternidad sin Dios. Lo de esta tierra es efímero, y “Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios” (Proverbios 16:19)
Por eso, siempre tengamos en cuenta que, si algo obstaculiza la vida de una persona para que crea en Jesucristo y entregue su vida a Dios, es mejor desechar ese obstáculo, por más provechoso que sea para la vida en la tierra, que perderse por la eternidad. “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36) Y si lo que puede hacernos retroceder es sufrir por Cristo, vemos por estos pasajes, que bien vale pena sufrir por su Nombre, pues la vida pasa, y luego veremos la realidad de las cosas en la eternidad.
Pensamientos para reflexionar