“Desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:23-26)
Con el tiempo todo avanza para mal, y es como que Satanás redobla la apuesta. Antes las personas que rechazaban el mensaje del evangelio, discutían lo que se les decía y refutaban todo, porque, lógicamente, no podían entender el mensaje de la cruz ni las cosas del Espíritu, porque para ellos eran una locura. (1 Corintios 2:14) Pero ahora, por lo general, ya no se discuten conceptos, sino directamente se niega la veracidad de la Biblia, su origen, su inspiración y todo cuanto tenga que ver con ella.
De esa manera, es imposible que esas almas se salven, pues Dios emplea su Palabra para salvación, y esa Palabra es la que rechazan de plano.
¡Qué astuto que es Satanás! Las personas no se dan cuenta de cómo el diablo los manipula para llevarlos a la perdición en la que él mismo se encuentra. Todo aquel que no tiene a Cristo como su salvador encuentra contradictorio el pensamiento de Dios, pero hay entre esas personas, los que van más allá todavía y no solo rechazan todo lo que viene de Dios, sino que hacen una apología de su incredulidad y ateísmo, creyendo que eso es intelectualidad. Se enorgullecen pensando que “no siguen a la manada” y se creen libres de pensamiento, cuando en realidad, van engañando y siendo engañados, y su fin, es la condenación eterna, junto al diablo y sus ángeles (Mateo 25:41)
Pensamientos para reflexionar