
“Y dijo Jehová: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26)
Con respecto a la enfermedad hay mucha discrepancia, pues muchos piensan que como la enfermedad es algo malo en sí, siempre quien nos enferma es el diablo y por eso, luego cada uno llega a sus propias conclusiones de cómo tratar con la enfermedad y curarla.
Según la Biblia, toda enfermedad tiene su origen en el pecado. Pues si no hubiese entrado el pecado en el mundo, no habría enfermedad, ni muerte. Muchas veces, la enfermedad es causa directa del pecado en las personas. Ejemplo, cuando uno se enferma por excesos en vicios, bebiendo, comiendo, o llevando una vida disipada. Otras veces, por causas espirituales, como sucedía en Corintio, donde por el desorden y la falta de discernimiento en las cosas santas, había muchos debilitados y muchos morían… (1 Corintios 11:30) Otras veces la enfermedad se produce por una mente atribulada por pecados cometidos que causan trastornos entre la mente y el cuerpo. Pero, generalmente, la enfermedad es indirectamente causada por el pecado, es decir, se origina en el pecado, pero la persona no hizo nada para merecerla, sino que simplemente, como todo está afectado por el pecado, los seres humanos nos enfermamos.
También está la enfermedad causada por el diablo mismo. Ejemplo: El aguijón en la carne de Pablo. (2 Corintios 12:7) La sarna de Job (Job 2:7) La mujer encorvada de los evangelios. (Lucas 13:16) Algo que necesita ser meditado detenidamente.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar