
“Dios nuestro Salvador, quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3,4)
“Y siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15)
La gente piensa en la verdad como algo relativo, y así acomoda la verdad según su conveniencia.
El relativizar la verdad es el gran peligro de nuestros días, donde se quitan los absolutos y todo se transforma en relativo y opinable.
La verdad de Dios no es relativa, sino ABSOLUTA. No cambia, ni sufre alteraciones, porque Dios no cambia. “En él no hay mudanza ni cambio de variación” (Santiago 1:17)
“El conocimiento de la verdad es según la piedad” (Tito 1:1) Es decir que Dios comunica su verdad a quien tiene relación con él, no al impío, que se encuentra lejos suyo en rebelión, muerto espiritualmente en sus delitos y pecados. A quienes están en ese estado de perdición, primeramente, los llama a arrepentimiento y les ofrece la vida eterna gratuitamente por gracia. “Para que conozcan la verdad y sean libres” (Juan 8:32)
La verdad de Dios es completa: Incluye, lo que Dios es (EL PADRE) lo que Dios dice (EL HIJO) Ya que el Hijo es el Verbo, la perfecta expresión de Dios. Y lo que Dios piensa: (EL ESPÍRITU SANTO) El Espíritu es el comunicador del pensamiento de Dios. Por lo tanto, es la verdad de DIOS EN SU TRINIDAD.
La verdad de Dios la tenemos revelada en Cristo y en su Palabra (Juan 14:6; 17:17)
Encontrar la verdad fuera de Cristo, es imposible.
Pensamientos para reflexionar