
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4)
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre… Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz… (Proverbios 6:21-23)
En este pasaje tenemos al padre y la madre juntos según el pensamiento de Dios, en la crianza y educación de sus hijos.
La Palabra de Dios es perfecta. Sabemos que en el matrimonio no pueden existir desavenencias, y si las hubiese, los niños la notan y se resienten.
Al hijo se lo exhorta a guardar el MANDAMIENTO DEL PADRE, y LA ENSEÑANZA DE LA MADRE.
El padre, como cabeza del hogar, está ligado al mandamiento, y la madre, como ayuda idónea, y mujer sabia que edifica su casa (Proverbios 14:1) está relacionada con la enseñanza.
El mandamiento y la enseñanza van juntos, como una lámpara y su luz.
Todos sabemos para que utilizamos una lámpara, pero, ¿si la lámpara no arroja luz, para qué sirve? De la misma manera, el mandamiento, necesita de la enseñanza.
El mandamiento es lámpara y la enseñanza es luz.
Si el padre, cual una lámpara, conduce a la casa en el pensamiento de Dios, pero, la madre, no está unida, enseñándoles que guarden estas cosas, no será efectivo.
Lo mismo sucederá, si la madre, sabiamente les enseña el camino, pero, el padre con displicencia, no ocupa su lugar ante Dios.
Pensamientos para reflexionar