LA FE DE LA SUNAMITA (2)

(Véase 2 Reyes 4:8 al 37)


“La casa y las riquezas son herencia de los padres; Mas de Jehová la mujer prudente” (Proverbios 19:14)

“Bienaventurado … quien puso en Jehová su confianza” (Salmo 40:4)


Al partir al encuentro del varón de Dios, la mujer sunamita, notó que su esposo no comprendió su sentir, más a sus preguntas le respondió: Paz, o como se traduce también: “Todo va bien”, lo mismo que le respondió al siervo del Varón de Dios. (2 Reyes 4:23 y 26)  

Alguien podría decir: Realmente, ¿Todo andaba bien? En un sentido no, pues estaba ante una prueba terrible. Pero, en otro sí, pues ella como una hija de Abraham, en esa misma fe, “pensaba que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos” (Hebreos 11:19) Esto es un hermoso testimonio de fe. No importa lo grande de la prueba por la que estemos pasando. Si recurrimos al Señor Jesús, el verdadero varón de Dios, quien como Eliseo en aquellos tiempos obraría por el poder de Dios, todo andará bien y no seremos avergonzados ni habremos confiado en vano (Romanos 10:11)

Dice el relato bíblico que, a Giezi, siervo de Eliseo se le encomendó ir con ella, llevando el báculo del profeta. Pero la sunamita, no aceptaría a nadie, por más siervo que fuera para su necesidad, sino únicamente al varón de Dios, quien finalmente la acompañó y por medio del cual obtuvo la respuesta divina. Enseñándonos que la fe, se aferra únicamente al Señor y no a los servidores que el Señor utilice. ¡Bendito ejemplo de fe dado por una mujer virtuosa!


Pensamientos para reflexionar

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