
(Véase 2 Reyes 4:8 al 37)
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida… Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (Proverbios 31:10-12 y 30)
En tiempos de Eliseo, había en Sunem una mujer importante que cuando pasaba el profeta por aquel lugar, lo invitaba insistentemente a que more en su casa. Como la mujer que teme a Jehová, es la que será alabada, podemos decir que ésta era verdaderamente una mujer virtuosa. (Proverbios 31: 10 y 30)
Esta mujer, vio lo que otros no veían, y guardando su posición de mujer, tan hermosa a los ojos de Dios, supo hablarle dulcemente a su marido, y rogarle que hagan un aposento para hospedar al varón de Dios, de manera simple, pero acogedor para que posara con ellos. Sin duda ella era una mujer rica, pero no estaba ocupada en lujos, sino en las cosas espirituales. La Palabra nos habla de ella más que de su esposo, podemos pensar que tenía mucho más discernimiento espiritual inclusive, pero, sin embargo, siempre se mantuvo en su lugar, y de esa manera fue de bendición en su casa.
El Señor bendijo su matrimonio dándoles el hijo que deseaban. Pues el Señor es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6) pero, sucedió que siendo el hijo aún jovencito, sintió fuertes dolores de cabeza y finalmente, murió. Al irse desarrollando las cosas, el padre acudió a su esposa, porque el niño estaba mal, pero su esposa acudiría al Señor buscando al varón de Dios. Y en esto, nuevamente, es un ejemplo de fe.
Pensamientos para reflexionar