LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE

“Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1,2)

“Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13,14)


La vida cristiana se asemeja  a una carrera, pero no a una carrera de velocidad donde se necesita aventajar rápidamente a los demás y en tiempo récord llegar a donde los demás no pudieron, sino a una carrera de resistencia, donde la perseverancia es lo que cuenta.

“El que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Juan 1:9)

A los hebreos se les habla de correr con paciencia la carrera que tenemos por delante puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. (Hebreos 12:2) Por lo tanto, tenemos que deducir que la vida cristiana, es semejante a una carrera que se corre mirando hacia adelante, con los ojos hacia arriba.

“El camino de la vida es hacia arriba al entendido” (Proverbios 15:24)

Es necesario recordar que la carrera es hacia adelante porque los creyentes muchas veces sentimos la tendencia de mirar atrás, hacia las cosas que hemos dejado. La mujer de Lot es un ejemplo dejado para que recordemos que: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62)

Y que no es, mirando hacia los costados, a los hermanos que caminan con nosotros, sino que es, mirando a Cristo, que hizo el camino perfecto y se sentó a la diestra de Dios.


Pensamientos para reflexionar

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