LA ACUSACIÓN

“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?” (Zacarías 3:1,2)

“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica” (Romanos 8:33)


En una ciudad de Inglaterra se había anunciado la llegada de un predicador del evangelio. Todo estaba preparado para las predicaciones, cuando a aquel sitio llegó un hombre que se sorprendió al enterarse del próximo evento, pues había conocido al predicador. Aquel hombre, instigado por satanás, le escribió una misiva que decía lo siguiente:

Eres un hipócrita. Te conozco bien, y conozco tu vida. Si subes a esa plataforma para hablar de Dios te desenmascaré delante de todos…

El predicador, de momento se sintió turbado, pero luego de haber orado al Señor se presentó finalmente delante de todos y dijo:

Apreciados oyentes. He llegado hasta aquí para hablarles de la gracia de Dios. Sin embargo, habiendo recibido esta misiva debo aclararles algunas cosas.

Allí tomando la misiva la leyó delante de todos y dijo: Hay alguien aquí presente que dice conocerme bien, y conocer mi vida pasada, pero se equivoca en cuanto a la hipocresía. Si hoy estoy delante de todos ustedes, no es por ser un santurrón, sino por ser un tizón arrebatado del incendio que la gracia de Dios salvó por medio de Jesucristo y que desea que al igual que él, todos ustedes sean salvos. He sido un pecador perdido, pero Cristo cambió mi vida.

Allí entonces abrió su Biblia y predicó el evangelio. La gente se compungió. Algunos se convirtieron y el acusador se quedó callado.


Pensamientos para reflexionar

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