“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Juan 11:28,29)
“Los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isaías 35:10)
El rey Saúl hizo grandes cosas cuando el Espíritu de Dios lo condujo. Pero, luego, el Espíritu de Dios se apartó de él y allí empezó a ser atormentado por un espíritu malo. (En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo no tenía morada permanente en las personas, sino que venía, los utilizaba y se retiraba) Atormentado por un espíritu malo, Saúl se mostró completamente alterado, depresivo y malo. Sintiendo celos y no pudiendo contener su espíritu asesino. (1 Samuel 19:10) Al verlo así, se le aconsejó que buscaran a alguien para que cuando se pusiera mal, viniera, tocara el arpa y lo tranquilizara.
En sus episodios de extrema tristeza, cuando Saúl era atormentado, trajeron a David, un joven valiente y vigoroso que sabía tocar bien y con quien estaba Jehová. Cuando tocaba David dulcemente, Saúl se sentía mejor porque el espíritu malo se apartaba de él (Véase 1 Samuel 16:14 al 23)
Notemos bien esto: Cuando las personas están siendo asistidas por Dios, cerca de Dios y en los planes de Dios, son felices y logran cosas maravillosas. Sin embargo, si Dios se retira y son dejadas solas, enseguida cambian. Se atormentan, deprimen y alteran al punto de volverse violentos. Ellos, solo podrán estar en paz con Dios por medio de Cristo.
Por eso, si ves a personas atribuladas, preséntales a Cristo. En él únicamente encontrarán descanso para sus almas (Mateo 11:29)
Pensamientos para reflexionar