Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura” (Génesis 25:3234)
Esaú… por una sola comida vendió su primogenitura… después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. (Hebreos 12:16,17)
La Biblia nos habla acerca de dos hermanos gemelos que fueron totalmente distintos. Se llamaban: Jacob y Esaú.
Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas” (Génesis 25:7) Los dos tuvieron la misma familia y crianza, pero fueron distintos.
Si nos guiamos por las cualidades humanas, Esaú podría destacarse más que su hermano Jacob, ya que era un varón decidido y fuerte, diestro en la caza .Hombre tranquilo que no se mostró vengativo ni envenenado por el rencor. En cambio, Jacob, siempre fue un engañador. Un hombre lleno de tretas y argucias. Sin embargo, Jacob fue salvo y bendecido mientras que Esaú fue un hombre reprobado por Dios. ¿Qué fue lo que hizo que las cosas fueran así? La respuesta es sencilla y deja una advertencia siempre vigente. Uno tuvo un corazón para las cosas de Dios y a pesar de todo las procuró y recibió. En cambio, el otro, mostró un notable desinterés hacia las cosas santas que hizo que las despreciara.
Tengamos presente: No son las buenas obras ni las cualidades humanas las que nos abren la entrada al cielo, sino, la actitud que tenemos ante la gracia que Dios nos ofrece. Esaú despreció las cosas de Dios y por lo tanto se perdió irremediablemente.
Dios perdona y salva a quienes reciben a Cristo como su Salvador. No desprecies la oportunidad…
Pensamientos para reflexionar