HOLOCAUSTOS QUE NO CUESTEN NADA

“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas… Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Corintios 8:3-5)

“Porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (2 Samuel 24:24)


David había pecado censando al pueblo. La ira de Dios se había manifestado con una gran matanza en Israel y Gad el profeta, le dijo que levantara un altar en la era de Arauna jebuseo. David, prestamente fue a ofrecer un holocausto, y Arauna, voluntariamente, puso gratuitamente todo a disposición de David. Pero David dijo: “No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (2 Samuel 24:24)

David no quiso ofrecer nada que no le costase. Muchos quieren las cosas sin sacrificio y sin que les cueste, pero para con el Señor es distinto.

Abraham compró la cueva de Macpela como lugar para sepultura, negándose también a recibirla gratis (Génesis 23) Dios mismo nos dice por su Palabra que las cosas se deben adquirir comprándolas. “Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia” (Proverbios 23:23) “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego…” (Apocalipsis 3:18)

Se trata de adquirir, pero, pagando el precio. Y siempre de dar, pero no lo que nos sobra, ni lo que no nos cuesta nada.

David no quiso ofrecer holocaustos que no lo comprometieran, y eso, no era para compensar en algo todo lo que Dios le daba, sino porque sabía que Dios se lo merece todo y quería ser él mismo quien se lo ofreciera.


Pensamientos para reflexionar

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