“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Filipenses 4:5)
“Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” (2 Corintios 3:3)
Alguien decía sarcásticamente: Portarse bien es dar mucha ventaja… Ser decente es como vivir con un policía al lado, todos los demás se desmandarán pero tú no podrás y eso te convertirá en una víctima…
El creyente piensa diferente. Sabe que vive para su Señor, y todo cuanto su Señor le pida, no le será gravoso hacerlo a su nueva naturaleza. (1 Juan 5:3) No le importa dar “ventaja” sino glorificar a Dios con su comportamiento.
Un joven creyente decía: “Yo siento que los demás se abusan de mí. Como tomo las cosas con responsabilidad, me dejan siempre hacer las cosas solo”… Otro creyente le decía: No te lamentes por eso, pues eso es bueno. La gente oye hablar de Cristo, pero no lo ve, es una historia que le cuentan y que deben visualizar. Pero a ti te ven. Esa gente que no conoce a Cristo, no lee ni medita las Escrituras, pero estudia tu vida y tu comportamiento. Como respondes, como procedes, como hablas, como cumples… Lo que no ven en cuanto a Dios y las verdades espirituales, pues sus ojos están cerrados, lo ven en tu vida. Y Dios se vale de eso para hablarles al corazón y presentarles a Cristo, a quien necesitan recibir como Salvador.
¡Que verdad notable! Dice la Escritura: No nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos sino desmayamos (Gálatas 6:9)
Pensamientos para reflexionar