“Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (marcos 9:47,48)
“Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo…para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:7-9)
Hay quienes están intrigados queriendo saber si en el infierno será Dios quien atormente a los que se encuentren allí.
En realidad, lo que sabemos positivamente es que Dios no estará presente castigando a los pecadores en el lago del fuego, que será el destino final de todos aquellos que no conocieron a Dios ni creyeron en el Señor Jesús como su salvador. Sino que el tormento, será el que cada uno sienta desde su interior al estar separado de Dios, consciente de su pecado y de sus decisiones. Y el tormento exterior, lógicamente, por encontrarse en un lugar donde todos estarán atormentados y sufriendo.
En ese lugar y en esa situación, se ve sellada para siempre la decisión que los hombres tomaron estando en vida, rechazando la gracia de Dios.
El hombre en su estado natural, vive alejado de Dios. No piensa en Dios, ni lo busca, y rechaza la gracia que se le ofrece para ser salvo, esgrimiendo cualquier excusa. De esa manera, luego de haber cerrado su corazón a Cristo, durante toda su vida, Dios corroborará esa decisión tomada de querer vivir alejado de él, lanzándolo al lago de fuego donde todos los que no hayan creído “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9)
Reflexionemos ¡Ahora es el momento de arreglar las cuentas con Dios!
Pensamientos para reflexionar