“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (Isaías 29:13)
El Evangelio es la buena noticia de la salvación por gracia en Cristo Jesús.
Antes que el hombre reciba este mensaje, Dios le da testimonio de su condición y el Espíritu Santo obra para convencerlo de PECADO mostrándole su condición pecaminosa y perversa; de JUSTICIA haciéndole ver, cómo él, es Justo en justificar al que es de la fe de Jesús. (Romanos 3:26), Y de JUICIO, porque el que rehúsa creer en el Hijo, la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36)
Quienes, accionados por el Espíritu Santo se arrepienten y reciben a Cristo, se entregan y entregan su corazón, pasando de muerte a vida.
Sin embargo, hay quienes gustan de las verdades cristianas, pero, al comprender que Dios hace nuevas todas las cosas, que cambia y transforma al hombre, dicen: – Me gustan las reuniones, me hacen bien, pero, no quisiera que Dios cambie mi vida completamente porque si dejara de hacer las cosas que me gustan mi vida no tendría sentido.-
Personas así, sienten una gran lucha. A veces, son catalogados como quienes no han tenido una entrega completa. En realidad, no han tenido una entrega, no han pasado de muerte a vida. La carne en ellos se niega a cambiar y no logran encontrar su deleite en Dios, porque no tienen el poder de la nueva vida que Dios otorga en la conversión.
Pensamientos para reflexionar