ENTREGARSE A JESUCRISTO (PARTE FINAL)

“Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre… y… os convertisteis de los ídolos a Dios… “(1 Tesalonicenses 1:5 y 9)


Entregar la vida a Cristo, es ponerse a su disposición, dedicarse, darse enteramente al Salvador reconociendo que, de ahí en más, uno ya no se pertenece.

La entrega, obviamente,  está ligada a la salvación y es por eso que no puede ser por la mitad. Uno al convertirse, entrega su corazón, su vida a Cristo. Dios viene a morar en nosotros y nos comunica su naturaleza. (2 Pedro 1:4) De allí en más, ya no está más en sus pecados, sino en Cristo, y nueva criatura es. (2 Corintios 5:17)

Quien  se entrega a Jesucristo, reconoce su bancarrota moral. No solamente se sabe perdido, sino que se siente perdido y acepta por fe, la salvación que Dios le ofrece solamente por gracia.

Jesús dijo: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25) Esto significa que quien quiere seguir viviendo los disfrutes terrenales, aquí donde el Señor es rechazado, pierde de encontrar la verdadera vida; y quien pierde su vida vieja viciada por el mundo y sus cosas, éste es quien verdaderamente la halla de una manera plena.

La entrega a Cristo no se trata de la medida de fe, sino de recibirlo por fe. No se basa en sensaciones, emociones ni pareceres, sino en lo que Dios dice en su Palabra.


Pensamientos para reflexionar

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