“Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 Pedro 2:12)
“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz” (Marcos 4:22)
Se dice comúnmente: “El tiempo es el mejor testigo” y es cierto. El tiempo hace que se comprueben las cosas, pues hay cosas que permanecen y cosas que se diluyen.
Abraham Lincoln decía: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo” La verdad y el engaño siempre salen a la luz.
La Biblia y la veracidad de su contenido, es algo que el tiempo ha corroborado. En un principio muchos pudieron creer el informe de la guardia y dudar de la resurrección de Jesucristo, pero luego se encontraron ante pruebas indubitables (Hechos 1:3) Tal como dijo Gamaliel, el tiempo demostró que todo lo que se decía de Cristo era, verdad y era obra de Dios (Hechos 5:39) Así también sucede ahora con la vida de los creyentes. El tiempo es el mejor testigo para que los frutos se vean.
Cuando Pablo se convirtió dudaban de su conversión (Hechos 9:8-22) Pero luego se demostró que era un instrumento escogido por Dios para llevar adelante su obra.
Las cosas requieren su tiempo, pero siempre se manifiestan, y más aún, cuando se trata de los creyentes o de las cosas de Dios. Por eso somos llamados a vivir honestamente. Obremos siempre con limpia conciencia delante de Dios y de los hombres que, el tiempo, finalmente, manifestará todo.
Pensamientos para reflexionar