“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4)
“Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mateo 8:16,17)
Muchos interpretan el versículo de referencia, diciendo que para los cristianos ya no debe haber enfermedades, porque Cristo las llevó. El Señor quitó las enfermedades aseguran vehementemente, y cuando se les pregunta: ¿Cuándo? Responden categóricamente: En la cruz.
Efectivamente, la Biblia dice que el Señor llevó nuestras enfermedades, y lo declara dos veces, por lo cual es algo innegable. Sin embargo, esto no quiere decir lo que muchos interpretan.
La Biblia es perfecta y se explica a sí misma. En ningún lugar está dicho que nuestro Señor haya llevado las enfermedades en la cruz del calvario. Lo que llevó sobre su cuerpo en la cruz son nuestros pecados. (Véase 1 Pedro 2:24) Tampoco se dice que haya quitado de en medio las enfermedades, sino que por el sacrificio de sí mismo, quitó de en medio el pecado (Hebreos 9:26)
A las enfermedades las llevó a su paso, durante su ministerio, cuando se presentó como el Cristo de Dios, como el verdadero Emmanuel, “Dios con nosotros”. Jehová Rafa, tu sanador. Quien llenó de amor y de gracia se compadeció del estado del hombre y curó a los enfermos, cumpliendo de esa manera la profecía de Isaías 53:4.
Eso se ve corroborado en el relato de Mateo 8:17 donde, luego de las sanidades dice expresamente: “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades”
Pensamientos para reflexionar