Todos los escritos
“La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17)
“Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma” (Isaías 55:3)
Jesús dijo: “Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:25)
“El que tiene oídos para oír, oiga” (Lucas 8:8)
“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:16-19)
Dios describe lo que hacen los hombres impíos. Sus ojos, lengua, manos, pies, corazón… pero no menciona los oídos. Una de las razones por la cual no se mencionan, y quizás la más evidente, sea porque, El impío, en el sentido espiritual, no tiene oídos para oír. El hombre natural carece de esa facultad. Para oír necesita de la intervención divina.
Aunque “Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Salmo 19:4) el hombre no oye. Aunque “Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y les dice que se conviertan de la iniquidad” (Job 36:10) El hombre está ocupado en otras cosas. Satanás que cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio (2 Corintios 4:4) también obstaculiza el sistema auditivo.
Dios utiliza la acción de su Palabra para despertar el oír, y por ese oír produce fe para que crean y se salven. Por eso Satanás distrae la audición con toda clase de cosas para que no piensen ni oigan el llamamiento de Dios.
Pensamientos para reflexionar
