EL ESPÍRITU SANTO HABITA EN EL CREYENTE Y EN LA ASAMBLEA


¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16)

“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:20-20)


Algo que siempre debemos recordar y mantener presente, es que el Espíritu Santo habita en nosotros, los creyentes, en lo individual y también en lo colectivo, pues el Espíritu Santo mora en la iglesia. (Efesios 2:22)

 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19) Esto nos enseña que como creyentes no debemos pensar que lo que hacemos con nuestro cuerpo no tiene importancia, sino recordar que, por haber recibido a Cristo como nuestro salvador, nuestro cuerpo ha sido también comprado y somos templo del Espíritu Santo. El Espíritu mora en nosotros y nos conduce, y nos guía. Dirigidos por el Espíritu, somos preservados de males y de caídas, pues, andando en el Espíritu no satisfaremos los deseos de la carne (Gálatas 5:16)

De igual manera, debemos ser bien conscientes que el espíritu Santo mora en la iglesia, lo cual implica que la Asamblea no puede ser manejada por el hombre, sea este parte de un clero establecido y mantenido a conciencia, ni por un pastorado u orden clerical tácito. Sino por el Espíritu Santo. Que el Espíritu reparta dones, faculte a los santos y los utilice luego para la gloria de Dios, es un tema aparte. Lo importante es reconocer que siempre es él y no nosotros los que tenemos la dirección.  


Pensamientos para reflexionar

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