“… Andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado” (Ezequiel 34:5)
“Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia” (Jeremías 3:15)
Antes de hablar del trabajo pastoral, aclaramos que el verdadero Pastor de la Iglesia es Cristo. (Juan 10:11) Sin embargo, él coloca, sobre algunos de los suyos, sus mismos sentimientos pastorales, dotándolos del don pastoral para que apacienten sus ovejas. Esto se recibe únicamente de Cristo, no se adquiere en un Instituto bíblico, ni en ningún seminario, porque no proviene de los hombres, sino de Dios (Efesios 4:8 al 11)
La tarea pastoral es muy importante. Las congregaciones difícilmente se conservan sanas espiritualmente, sin la asistencia pastoral requerida.
Dicen que el depredador de las ovejas observa desde lo oculto, cual es la oveja que se encuentra cansada, distraía, apartada, desorientada… asegurándose de tener a una presa fácil, seleccionada, cuando arremete contra el rebaño. Toda oveja vive algo de esto en algún momento, pero el cuidado pastoral la resguarda. Sin pastor, pronto no quedarían ovejas.
Así sucede entre los creyentes. Algunos se ausentan o asisten muy irregularmente a las reuniones, evidenciando que les pasa algo. Otros concurren, pero con cargas emocionales muy grandes… ¡Qué bueno, cuando en estas situaciones está la asistencia pastoral para hablar con ellos, escucharlos, orar juntos, comentar lo visto en las reuniones etc.
No todos podrán salir a flote de situaciones angustiantes en lo personal, familiar, matrimonial, solos. Muchos necesitarán del pastoreo, y ¡qué bendición es poder velar por el rebaño de Cristo!
Pensamientos para reflexionar