Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes… Esto dará todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario… Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. (Éxodo 30:12,13 y 15)
Los hijos de Israel, al ser contados debían dar como ofrenda por sus vidas medio siclo de plata. Éste era el dinero de su rescate. (Éxodo 30:12-16)
Todos los hombres de Israel al ser contados tenían que dar el precio de su rescate en plata. Por eso, la plata en las Escrituras es el metal que nos habla de la redención o rescate. Nadie podía ser contado entre el pueblo de Israel sin haber pagado el rescate de su persona. Lo mismo es en el sentido figurado, en nuestro tiempo. Nadie puede ser contado como parte del pueblo de Dios, si no dio el pago de su rescate.
En el Antiguo Testamento, ese rescate era por el medio siclo de plata. Hoy para nosotros es por la sangre preciosa de Cristo. “Sabiendo que fuisteis rescatados… no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo” (1 Pedro 18,19)
Todos por igual, sin haber diferencia entre los humanos. Así como en el Antiguo Testamento, no se le podía bajar la tasa al que era muy pobre, ni quien era rico, debía pagar de más, así es ahora. Dios, pide nada más ni nada menos, que todo rescatado confiese a Cristo como su salvador. Nadie puede salvarse con menos de eso, ni nadie debe agregarle algo más a eso.
La redención eterna, es simplemente por creer en Jesucristo como Salvador.
Pensamientos para reflexionar