“La palabra de Dios es viva y eficaz , y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)
Alguien alguna vez dijo acerca de la Biblia: “Léela para ser sabio, créela para ser salvo, obedécela para ser santo.
¡Qué gran verdad!
Léela para ser sabio. Porque La Palabra de Dios “hace sabio al sencillo” “La Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios 1:5)
Dios salva y transforma al hombre por medio de su Palabra, pero esa mente renovada necesita crecer en la gracia y en el conocimiento para actuar sabiamente según el pensamiento de Dios.
Créela para ser salvo: “Porque la ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmo 19:7) “Siendo renacidos… por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23) No puede el hombre nacer de nuevo, sino es a través de la acción de la Palabra accionada por el Espíritu Santo.
Obedécela para ser santo: El Señor Jesús se entregó por su Iglesia, “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26) Y dijo: “Santifícalos en tu verdad, tu Palabra es verdad” (Juan 17:17) No podremos transitar el camino de santidad, sino obedecemos a la Palabra de Dios.
Por este motivo es que siempre habrá, directa o subrepticiamente, una prohibición, para que la Palabra, no tenga cabida en ningún lugar; incluso entre los creyentes. Pues el último intento de Satanás es erradicarla de las iglesias.
Pensamientos para reflexionar