“Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18)
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Colosenses 3:15)
“Ocúpate en la lectura” (1 Timoteo 4:13)
Un predicador contaba que estando invitado a predicar a una “iglesia”, mientras esperaba pasar al frente a presentar la Palabra, todos contaban como el Espíritu les había revelado cosas, visiones que habían tenido y las supuestas profecías que habían recibido. Mientras todos festejaban gritando: Amén…
Cuando finalmente pasó todo eso, se paró delante de la congregación y les pidió que abrieran sus Biblias. Ese momento lo dejó perplejo, pues algunos de los que estuvieron, “presidiendo” y contando sus testimonios no tenían Biblias consigo, y el resto, hojeaba el índice de sus Biblias porque no encontraban los pasajes citados. Eso lo llevó a cambiar el mensaje, y decirles: Hermanos y amigos presentes en la reunión. He notado cuanto tiempo se ha dispuesto para los testimonios de revelaciones y sueños proféticos, y cómo todos mostraron un vivo interés en eso. Pero ahora que vamos a ocuparnos de la Palabra de Dios, veo que no trajeron las Biblias a la reunión, y que ni siquiera pueden localizar los textos que voy citando. ¿Ustedes buscan que Dios les haga revelaciones? Olvídense. Dios no puede revelarles nada, si desprecian su palabra. Su Palabra es la revelación que Dios ha dejado para nosotros, y por lo que vi, ustedes, poco contacto tienen con las Escrituras…
Esto que da vergüenza ajena, es muchas veces una realidad. No permitamos que nos suceda. Démosle más lugar a la Palabra en nuestra vida.
Pensamientos para reflexionar